Hemos asistido a la prohibición de salir a la calle o bajar con la familia o amigos a tomar un aperitivo en el bar. Hemos sufrido los ERTE o hemos conocido gente cercana que lo ha pasado mal para poder comer.
Cerramos el año dos de la pandemia. Y tanto el primero como el segundo quedarán marcados en nuestros calendarios y en nuestros corazones. Hemos sufrido en carnes propias el dolor de las pérdidas de seres cercanos a los que no hemos podido despedir. Hemos asistido a la prohibición de salir a la calle o bajar con la familia o amigos a tomar un aperitivo en el bar. Hemos sufrido los ERTE o hemos conocido gente cercana que lo ha pasado mal para poder comer. Cuando ya pensábamos que esta pesadilla pasaría, aparece Ómicron, más agresivo todavía desde el punto de vista de su expansión. Y empezamos a escuchar tambores de medidas restrictivas. Afortunadamente, en menor medida que en los primeros meses de la pandemia. Eso sí, con unos niveles de contagio de récor. Y siendo este un comienzo pusilánime, solo lo traigo a colación para poner en valor la capacidad de resistencia del ser humano.
Las ganas de salir adelante. Y, al menos en algunos casos, la capacidad de mostrar su protesta. Igual estamos aprendiendo a vivir con “bichitos” que periódicamente distorsionen nuestros hábitos. Y, de esta forma, seamos capaces de navegar mejor en estos mares complicados de enfermedades o situaciones que, a corto plazo, no seremos capaces de controlar. Este es un anuario de Gestores Administrativos, por lo que quiero también sacar pecho por miles de compañeros que han sido generosos, incluso a costa de su salud y de su tiempo, y que han trabajado de manera desmedida. Hace unas semanas, la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, nos concedía un accésit en sus premios anuales. Y la representante del pleno que recogió dicho, Pilar Otero, presidenta del Colegio de Gestores Administrativos de Galicia, trasladaba a la audiencia que los Gestores Administrativos sabemos estar a las duras y a las maduras.
El presente año es una incógnita. No habría mejor noticia que decir que se dan por controlados los efectos del virus. Bien por las vacunas, bien por tratamientos que atenúan sus efectos. Y, seguidamente, comprobar que el tejido productivo más afectado, sobre todo pequeños y medianos negocios, autónomos y trabajadores, logran olvidar y superar los efectos causados por la crisis. No soy demasiado optimista. Salvo por una cosa. Estos pequeños negocios han mostrado a lo largo de la historia económica de nuestro país, que como colectivo son resilientes y resistentes. Y con su empuje, conseguiremos superar la situación y, espero, salir reforzados.
Ahora, a todos los que me leáis y seáis pequeños y medianos negocios os propongo algo. Tenéis que volcaros en los Fondos Europeos Next Generation. También son para vosotros. Los Gestores Administrativos estaremos ahí para ayudaros a solicitarlos. Pero Mr. Marshall está ya en camino, no le dejemos que pasé sin parar por la puerta del Ayuntamiento. Está en vuestras manos. Que no se tengan que devolver. Que no sean solo para los grandes y para las instituciones.
Por nuestra parte, seguiremos trabajando para que la administración sea más fácil para todos, para que cualquier trámite se pueda realizar sin que sea un “dolor”, apoyaremos las necesidades de nuestros clientes. Procuraremos, en definitiva, colaborar en alcanzar, de nuevo, una sociedad de bienestar para todos.
Y cuando el horario no debía ser una limitación, los Gestores Administrativos han sido capaces de olvidarse de ellos y se ha dedicado en cuerpo y alma a sus clientes. Si a la condición de esenciales que un Real Decreto estableció con los Gestores Administrativos, añadimos el trabajo de tantos otros colectivos: sanitarios, ejército, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, logística, transportes… que me disculpen los que me dejo fuera, podemos extraer otra conclusión. Y es que somos un pueblo generoso y comprometido.
Y no, no creo que la discusión entre vacuna y no vacuna quiebre esa generosidad. Cada uno es libre de tomar sus decisiones. Y la capacidad de convivir los que se vacunan con los que no lo hacen es la que puede llevarnos a obtener un tercer aprendizaje. Se puede vivir con ideas diferentes. Lo importante es el respeto.
El año 2020 fue una sorpresa hasta el 14 de marzo. Una vez que se decreta el confinamiento y empezamos a observar lo que pasó después, casi todo era previsible. Sin embargo, el año 2021 ha sido una sorpresa total. Quizás más el deseo que la razón llevó a muchas personas a proclamar que la crisis había llegado a su fin. La sanitaria y la económica. Altos crecimientos anunciaban una rapidísima recuperación, con vuelta a niveles pre pandémicos. No obstante, nuevas olas inesperadas de variantes del virus iban trastocando todos los planes.
El presente año es una incógnita. No habría mejor noticia que decir que se dan por controlados los efectos del virus. Bien por las vacunas, bien por tratamientos que atenúan sus efectos. Y, seguidamente, comprobar que el tejido productivo más afectado, sobre todo pequeños y medianos negocios, autónomos y trabajadores, logran olvidar y superar los efectos causados por la crisis. No soy demasiado optimista. Salvo por una cosa. Estos pequeños negocios han mostrado a lo largo de la historia económica de nuestro país, que como colectivo son resilientes y resistentes. Y con su empuje, conseguiremos superar la situación y, espero, salir reforzados.
Ahora, a todos los que me leáis y seáis pequeños y medianos negocios os propongo algo. Tenéis que volcaros en los Fondos Europeos Next Generation. También son para vosotros. Los Gestores Administrativos estaremos ahí para ayudaros a solicitarlos. Pero Mr. Marshall está ya en camino, no le dejemos que pasé sin parar por la puerta del Ayuntamiento. Está en vuestras manos. Que no se tengan que devolver. Que no sean solo para los grandes y para las instituciones.
Por nuestra parte, seguiremos trabajando para que la administración sea más fácil para todos, para que cualquier trámite se pueda realizar sin que sea un “dolor”, apoyaremos las necesidades de nuestros clientes. Procuraremos, en definitiva, colaborar en alcanzar, de nuevo, una sociedad de bienestar para todos.
