En este contexto, es más necesario que nunca promover la actividad económica y empresarial: elaborando planes de apoyo específicos para los sectores más afectados por la crisis sanitaria, reduciendo cargas fiscales y burocráticas, facilitando el crédito y la inversión y tomando medidas de carácter transversal, orientadas a la digitalización, el fortalecimiento de la industria y la innovación. Todo ello, en un marco de consenso y Diálogo Social, imprescindible para avanzar hacia la recuperación.
Lo cierto es que la propia pandemia ha supuesto un acelerador para dinámicas que ya estaban presentes en nuestro tejido económico y social, pero que se han visto fuertemente impulsadas en este último periodo. Entre ellas destacan el teletrabajo y el comercio electrónico, hasta el punto que empresas que no tenían implantado su negocio en entornos digitales tuvieron que hacer un esfuerzo ímprobo de adaptación a las circunstancias sobrevenidas. Y con el auge de la digitalización, aparecen nuevos productos, servicios y modelos de negocio, junto con una mayor preocupación por la ciberseguridad. Un elemento básico para operar en internet, que nuestras empresas deben también tener muy en cuenta.
Otro reto que no podemos soslayar, y en el que ya veníamos invirtiendo esfuerzos, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, es impulsar desde los propios entornos productivos la sostenibilidad como estrategia de crecimiento, que ofrece también muchas oportunidades, a la vez que cuida de nuestro entorno y trata de proveer un mejor futuro.
A lo largo de 2022 será clave además afrontar, por parte de los Gobiernos, una adecuada gestión de los costes energéticos y del encarecimiento de las materias primas, factores que impactan sobre nuestra competitividad y, en suma, sobre la calidad de vida de los ciudadanos.
Tarea de las administraciones es también asegurar que los esperados Fondos Europeos Next Generation resulten provechosos para la economía española, llegando a sectores estratégicos y a empresas y autónomos de cualquier tamaño para impulsar la recuperación.
Se trata de una serie de retos cuya consecución definirá la trayectoria de nuestro tejido productivo, habida cuenta de que son objetivos transversales y de largo alcance. Desde la Organizaciones Empresariales los tenemos muy presentes, y trabajamos cada día para alcanzarlos, de la mano de nuestras empresas.