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Poco antes de la irrupción de la pandemia le encomendaron la delegación en Málaga de Educación y Políticas Sociales. Su pasión venía de antes. Al menos desde hace una década, cuando decidió fundar la Asociación Nena Paine en honor a su madre. Se trata de un proyecto en el que se trabaja con niños y jóvenes en peligro de exclusión social y educativa. Mercedes García Paine repasa la última década de la asociación y su importancia en la sociedad.
La Asociación está a punto de cumplir una década, ¿qué reflexión extrae?
Cumplimos diez años al servicio de las personas más vulnerables, trabajando por y para ellos como asociación. Antes de constituirnos como tal, yo ya hacía parte de este trabajo a título personal con ayuda de una fundación de Madrid. A raíz del fallecimiento de mi madre, Nena Paine, en mayo de 2012, decidí crear la Asociación en su honor para poder desarrollar proyectos vinculados a la educación y formación de niños y jóvenes, ya que esta era su especialidad. A partir de ahí hemos ido creciendo y convirtiéndonos en una empresa social con muchísimos buenos fines.
¿Cuál diría que ha sido su mayor aprendizaje en estos diez años?
Diez años dan para mucho, pero mi mayor aprendizaje ha sido comprender que no hay
proyecto que se nos resista y que no hay límites en nuestro ámbito. Todo lo que hemos trabajado y luchado por conseguir durante este tiempo lo hemos logrado.
¿De qué logro se siente más orgullosa?
De conseguir eliminar estereotipos en niños y jóvenes en riesgo de exclusión social, tanto con discapacidad como sin ella. Cuando empecé con Nena Paine lo hice con un grupo de chicos que a pesar de no tener ningún tipo de discapacidad tenían muchísimas dificultades de aprendizaje. En sus propios colegios me decían que no tenían futuro. Gracias a nuestro apoyo, la mayoría ha salido adelante. Uno de ellos ha montado su propia empresa, otros han llegado a estudiar una carrera universitaria, otros están trabajando… Siempre me acuerdo del primer alumno que se graduó a pesar de que todo el mundo pensó que nunca lo lograría. Por eso reitero que nuestro aprendizaje principal es que no hay sueños que se nos resistan.
¿Y cuál es la clave?
El trabajo y la constancia. Siempre lo recalcamos porque es fundamental comprender que los sueños no caen del cielo. Los sueños se trabajan, se madrugan, se estudian, se planifican y organizan y, después, a lo mejor se cumplen. Estoy segura de que si se luchan, la gran mayoría de veces se consiguen, como es en nuestro caso.
Poco antes de la irrupción de la pandemia le encomendaron la delegación en Málaga de Educación y Políticas Sociales. Su pasión venía de antes. Al menos desde hace una década, cuando decidió fundar la Asociación Nena Paine en honor a su madre. Se trata de un proyecto en el que se trabaja con niños y jóvenes en peligro de exclusión social y educativa. Mercedes García Paine repasa la última década de la asociación y su importancia en la sociedad.
La Asociación está a punto de cumplir una década, ¿qué reflexión extrae?
Cumplimos diez años al servicio de las personas más vulnerables, trabajando por y para ellos como asociación. Antes de constituirnos como tal, yo ya hacía parte de este trabajo a título personal con ayuda de una fundación de Madrid.
A raíz del fallecimiento de mi madre, Nena Paine, en mayo de 2012, decidí crear la Asociación en su honor para poder desarrollar proyectos vinculados a la educación y formación de niños y jóvenes, ya que esta era su especialidad. A partir de ahí hemos ido creciendo y convirtiéndonos en una empresa social con muchísimos buenos fines.
¿Cuál diría que ha sido su mayor aprendizaje en estos diez años?
Diez años dan para mucho, pero mi mayor aprendizaje ha sido comprender que no hay proyecto que se nos resista y que no hay límites en nuestro ámbito. Todo lo que hemos trabajado y luchado por conseguir durante este tiempo lo hemos logrado.
¿De qué logro se siente más orgullosa?
De conseguir eliminar estereotipos en niños y jóvenes en riesgo de exclusión social, tanto con discapacidad como sin ella. Cuando empecé con Nena Paine lo hice con un grupo de chicos que a pesar de no tener ningún tipo de discapacidad tenían muchísimas dificultades de aprendizaje. En sus propios colegios me decían que no tenían futuro. Gracias a nuestro apoyo, la mayoría ha salido adelante. Uno de ellos ha montado su propia empresa, otros han llegado a estudiar una carrera universitaria, otros están trabajando… Siempre me acuerdo del primer alumno que se graduó a pesar de que todo el mundo pensó que nunca lo lograría. Por eso reitero que nuestro aprendizaje principal es que no hay sueños que se nos resistan.
¿Y cuál es la clave?
El trabajo y la constancia. Siempre lo recalcamos porque es fundamental comprender que los sueños no caen del cielo. Los sueños se trabajan, se madrugan, se estudian, se planifican y organizan y, después, a lo mejor se cumplen. Estoy segura de que si se luchan, la gran mayoría de veces se consiguen, como es en nuestro caso.
En todo este camino, ¿ha habido algún altibajo?
A veces es inevitable pensar que tenemos que ponernos algún tope porque, como digo, no tenemos límites y eso hace que abarquemos demasiados objetivos. En estos años hemos trabajado en el proyecto de educación con chicos sin discapacidad, hemos creado el Economato para ayudar a familias con recursos limitados, seguimos ofreciendo apoyo psicopedagógico, hemos creado la escuela deportiva y hemos empezado a trabajar con chicos con discapacidad en proyectos como ‘Súper Currantes’. Además, lo próximo que estamos preparando es un proyecto con personas mayores. Es por eso que a veces una piensa en que deberíamos frenar el ritmo, pero es que no nos queremos poner límites. Siempre vamos a estar dispuestos a involucrarnos y a trabajar en todo lo que sea hacer un bien a la sociedad.
¿Cómo es la implicación del tejido empresarial en causas sociales?
Nena Paine ha tenido mucha suerte con el tejido empresarial porque desde nuestros inicios se han involucrado. Pensando en voz alta, lo que echo de menos es la constancia a la hora de que ayuden a un mismo proyecto. En muchas ocasiones, las empresas se solidarizan y te ayudan una vez y para la próxima cambian de asociación o de proyecto. Entiendo que somos muchos colectivos y que hay que ayudar a muchas personas. En cualquier caso, en nuestra asociación hemos tenido la gran suerte de contar con muchas empresas que nos han ayudado. La gran mayoría en un momento puntual y otras como Maskom y Comercial Galera, que llevan con nosotros desde el primer día y siguen ahí todos los años y todos los meses ayudándonos con nuestros proyectos. Sin olvidar a la Fundación Jaime Alonso Abruña, otro de los principales patronos.
¿Cómo integra las nuevas tecnologías y los avances digitales?
Según con qué colectivo trabajemos, es más fácil o difícil integrarlas. Por ejemplo, en el proyecto de educación trabajamos con chicos que tienen dificultad de aprendizaje en el colegio y en Nena Paine hace su refuerzo escolar. Con ellos hemos intentado utilizar las nuevas tecnologías en programas específicos de educación como juegos, a través de los cuales aprenden conocimientos matemáticos, pero me he visto obligada a retirarlos a pesar de que queríamos innovar. Hoy en día los jóvenes están sobreexpuestos a los dispositivos tecnológicos y se llegan a convertir en una adicción para ellos. Más sin son el caso de perfiles de chicos que sufren vulnerabilidades y que por sus condiciones sociales no han tenido acceso a herramientas, como por ejemplo un libro de lectura en casa en formato papel. Cuando les ofreces un dispositivo digital les crea más enganche. Por eso, en el proyecto educativo hemos vuelto a los métodos de estudio tradicionales.
¿Y en qué proyectos sí usáis estas herramientas digitales?
En el proyecto de la cafetería de ‘Súper Currantes’, en el que jóvenes con distintas capacidades se forman en restauración para integrarse después en el mercado laboral, sí las usamos. Todo lo que podamos ahorrarles de escribir en papel y lápiz les facilita y ayuda a la hora de tomar notas. En este caso se utilizan programas específicos, a través de un dispositivo tablet, que les permite encontrar los productos a través de fotos y figuras. Esto es maravilloso porque les ayuda mucho. Las nuevas tecnologías son funcionales en su justa medida y el emprendimiento en este sentido tiene que ser meticuloso porque realmente creo que produce tantos beneficios como perjuicios según qué persona queramos que acceda a ellas.
¿Cree que existe un cambio de mentalidad en las nuevas generaciones respecto al sentido de comunidad?
Creo que existe un cambio de mentalidad y actitud que está afectando a las relaciones sociales en la sociedad en general. Lo hemos notado especialmente y, sobre todo, se ha agravado a raíz de la pandemia. Tal vez por miedo o por costumbre, al estar bastante tiempo con restricciones sanitarias, como la distancia social o el uso de la mascarilla, ahora nos cuesta mucho más mantener relaciones sociales, tener una conversación cara a cara… En Nena Paine estamos haciendo un esfuerzo extra por crear convivencias familiares, excursiones y salidas para volver a integrar el concepto de familia y unidad que teníamos, ya que venimos de un periodo en el que se ha instalado la soledad.
¿Cuáles son los próximos retos de Nena Paine?
Nuestro futuro más inmediato pasa por crear una residencia para jóvenes con discapacidad y un centro especial de empleo, que está prácticamente en marcha. Con este proyecto podremos contratar a chicos con discapacidad e incluirlos laboralmente en el mercado. En un futuro menos corto, vamos a crear un centro de mayores, ya que aunque haya muchas asociaciones que se dediquen a ello consideramos que cuantos más seamos trabajando en un mismo ámbito más huecos cubriremos.
Además, nos gustaría crear un proyecto que integre tanto a chicos con discapacidad como a mayores. De esta forma, los jóvenes podrán ir a visitar a los mayores a sus casas, pasar tiempo con ellos y paliar la soledad que sienten las personas mayores brindándoles su compañía. Respecto al resto de proyectos que tenemos en marcha, ‘Súper Currantes’ lleva un año funcionando y ya hemos tenido los primeros graduados. Es un orgullo para nosotros saber que hemos conseguido una segunda promoción. También seguimos con la academia, la escuela deportiva, el economato o el gabinete psicopedagógico.
En todo este camino, ¿ha habido algún altibajo?
A veces es inevitable pensar que tenemos que ponernos algún tope porque, como digo, no tenemos límites y eso hace que abarquemos demasiados objetivos. En estos años hemos trabajado en el proyecto de educación con chicos sin discapacidad, hemos creado el Economato para ayudar a familias con recursos limitados, seguimos ofreciendo apoyo psicopedagógico, hemos creado la escuela deportiva y hemos empezado a trabajar con chicos con discapacidad en proyectos como ‘Súper Currantes’. Además, lo próximo que estamos preparando es un proyecto con personas mayores. Es por eso que a veces una piensa en que deberíamos frenar el ritmo, pero es que no nos queremos poner límites. Siempre vamos a estar dispuestos a involucrarnos y a trabajar en todo lo que sea hacer un bien a la sociedad.
¿Cómo es la implicación del tejido empresarial en causas sociales?
Nena Paine ha tenido mucha suerte con el tejido empresarial porque desde nuestros inicios se han involucrado. Pensando en voz alta, lo que echo de menos es la constancia a la hora de que ayuden a un mismo proyecto. En muchas ocasiones, las empresas se solidarizan y te ayudan una vez y para la próxima cambian de asociación o de proyecto. Entiendo que somos muchos colectivos y que hay que ayudar a muchas personas. En cualquier caso, en nuestra asociación hemos tenido la gran suerte de contar con muchas empresas que nos han ayudado. La gran mayoría en un momento puntual y otras como Maskom y Comercial Galera, que llevan con nosotros desde el primer día y siguen ahí todos los años y todos los meses ayudándonos con nuestros proyectos. Sin olvidar a la Fundación Jaime Alonso Abruña, otro de los principales patronos.
¿Cómo integra las nuevas tecnologías y los avances digitales?
Según con qué colectivo trabajemos, es más fácil o difícil integrarlas. Por ejemplo, en el proyecto de educación trabajamos con chicos que tienen dificultad de aprendizaje en el colegio y en Nena Paine hace su refuerzo escolar. Con ellos hemos intentado utilizar las nuevas tecnologías en programas específicos de educación como juegos, a través de los cuales aprenden conocimientos matemáticos, pero me he visto obligada a retirarlos a pesar de que queríamos innovar. Hoy en día los jóvenes están sobreexpuestos a los dispositivos tecnológicos y se llegan a convertir en una adicción para ellos. Más sin son el caso de perfiles de chicos que sufren vulnerabilidades y que por sus condiciones sociales no han tenido acceso a herramientas, como por ejemplo un libro de lectura en casa en formato papel. Cuando les ofreces un dispositivo digital les crea más enganche. Por eso, en el proyecto educativo hemos vuelto a los métodos de estudio tradicionales.
¿Y en qué proyectos sí usáis estas herramientas digitales?
En el proyecto de la cafetería de ‘Súper Currantes’, en el que jóvenes con distintas capacidades se forman en restauración para integrarse después en el mercado laboral, sí las usamos. Todo lo que podamos ahorrarles de escribir en papel y lápiz les facilita y ayuda a la hora de tomar notas. En este caso se utilizan programas específicos, a través de un dispositivo tablet, que les permite encontrar los productos a través de fotos y figuras. Esto es maravilloso porque les ayuda mucho. Las nuevas tecnologías son funcionales en su justa medida y el emprendimiento en este sentido tiene que ser meticuloso porque realmente creo que produce tantos beneficios como perjuicios según qué persona queramos que acceda a ellas.
¿Cree que existe un cambio de mentalidad en las nuevas generaciones respecto al sentido de comunidad?
Creo que existe un cambio de mentalidad y actitud que está afectando a las relaciones sociales en la sociedad en general. Lo hemos notado especialmente y, sobre todo, se ha agravado a raíz de la pandemia. Tal vez por miedo o por costumbre, al estar bastante tiempo con restricciones sanitarias, como la distancia social o el uso de la mascarilla, ahora nos cuesta mucho más mantener relaciones sociales, tener una conversación cara a cara… En Nena Paine estamos haciendo un esfuerzo extra por crear convivencias familiares, excursiones y salidas para volver a integrar el concepto de familia y unidad que teníamos, ya que venimos de un periodo en el que se ha instalado la soledad.
¿Cuáles son los próximos retos de Nena Paine?
Nuestro futuro más inmediato pasa por crear una residencia para jóvenes con discapacidad y un centro especial de empleo, que está prácticamente en marcha. Con este proyecto podremos contratar a chicos con discapacidad e incluirlos laboralmente en el mercado. En un futuro menos corto, vamos a crear un centro de mayores, ya que aunque haya muchas asociaciones que se dediquen a ello consideramos que cuantos más seamos trabajando en un mismo ámbito más huecos cubriremos.
Además, nos gustaría crear un proyecto que integre tanto a chicos con discapacidad como a mayores. De esta forma, los jóvenes podrán ir a visitar a los mayores a sus casas, pasar tiempo con ellos y paliar la soledad que sienten las personas mayores brindándoles su compañía. Respecto al resto de proyectos que tenemos en marcha, ‘Súper Currantes’ lleva un año funcionando y ya hemos tenido los primeros graduados. Es un orgullo para nosotros saber que hemos conseguido una segunda promoción. También seguimos con la academia, la escuela deportiva, el economato o el gabinete psicopedagógico.