La digitalización de la Administración es un tema recurrente cuando, en realidad, ya debería ser un tema asumido, ejecutado y normalizado. No obstante, la realidad es que aún queda mucho por hacer. Si bien es cierto que hace más de una década que el reto pesa sobre la mesa de los dirigentes, aún hay lagunas importantes que impiden que las nuevas tecnologías nos comuniquen de forma eficaz para la resolución de trámites y gestiones.
La inesperada pandemia supuso un revulsivo y aceleró el proceso de digitalización. Pero sigue resultado insuficiente. Confiamos en que las diferentes administraciones sean conscientes de la problemática y que, paulatinamente, vayan resolviendo unas carencias poco acordes con la era en que vivimos.
Cuando esto ocurra -estamos seguros que tarde o temprano llegará- surge otro debate que preocupa al colectivo: ¿Qué pasará cuando la Administración se digitalice? ¿Qué futuro tienen los gestores administrativos ante una sociedad nativa digital alienada con una Administración digital? ¿Qué aportaremos una vez que administrador y administrados hablen el mismo idioma?
En los últimos tiempos he escuchado este temor entre los colegiados y compañeros. Un temor que -aunque lógico- se diluirá. La tecnología es una herramienta magnífica que nos beneficiará a todos, pero el conocimiento, el know-how, será más necesario que nunca. Los gestores administrativos tenemos una formación integral que ningún proceso online puede sustituir y ése es nuestro verdadero aporte de valor.
En cualquier caso, existe también otra cuestión que nos preocupa y mucho. La pandemia, como ya hemos mencionado, aceleró en parte la digitalización de determinados procesos. Pero cerró las puertas al trato personal y directo con la administración y sus funcionarios. Y muchas de ellas continúan cerradas o simplemente entreabiertas.
Creo que es muy importante hablar del componente humano de la Administración. Y, en este sentido, como presidente del Colegio de Málaga, he de decir que nuestro trato como institución con los responsables de las administraciones es excelente. Pero esta relación no siempre resulta tan fluida entre los colegiados y el personal de las administraciones y nuestro colectivo se encuentra con numerosos obstáculos para solventar problemas de sus clientes, problemas que requieren de una revisión personalizada que no siempre resulta posible.
De ahí mi doble llamamiento a los que nos administran: la digitalización de los trámites es necesaria, pero la humanización de las administraciones aún lo es más.
