Eugenio José Luque Domínguez, Decano de Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, también participó en nuestro Anuario 2020 y nos habló de las luces y sombras de los estudios universitarios. Nuestro Colegio, siempre cerca de la UMA, recoge sus acertadas declaraciones apenas unas semanas antes de que se desatara la pandemia. Compartimos con vosotros su análisis.
¿Cómo se estructuran hoy día las titulaciones de su Facultad?
Tenemos tres grados -Economía, ADE y Finanzas y Contabilidad- y tres dobles grados -ADE y Derecho, ADE y Economía y ADE y FYCO.
¿Qué diferencia hay entre ellos?
Los tres grados tienen en común una gran parte, el 50% de los contenidos son muy similares. En cuanto a sus diferencias, Economía es el grado primario que forma a los alumnos en conceptos económicos y macroeconomía. ADE está mucho más orientado a la empresa, dirigido a alumnos que quieran gestionar una empresa o apoyar la labor de un empresario, y FYCO es más concreto, es una especialización ADE que focaliza más en contabilidad y financiación.
¿Y el grado estrella?
ADE y Derecho es una gran combinación y, además, la calidad de los alumnos que lo solicitan es muy alta. De hecho, si los dobles grados se han prestigiado tanto es, en gran parte, por la calidad de los alumnos.
Los alumnos cada vez tienen más preparación y, sin embargo, parece que, en muchas ocasiones, el alumno, cuando se incorpora al mercado laboral, se decepciona con la empresa y viceversa.
Es el eterno debate entre lo que se estudia y lo que requiere la empresa. En la universidad no podemos formar en lo inmediato, porque lo inmediato cambia. Lo que ahora parece imprescindible en la empresa dentro de unos años cambiará. La formación debe ser una formación que habilite al alumno y le descubra competencias, pero también la empresa tiene que tener un compromiso de formar a sus trabajadores. En este terreno hay que avanzar mucho.
Lo importante es que el alumno tenga capacidad de adaptarse. Ahora mismo lo estamos apreciando: terreno que antes era exclusivamente de los economistas, ahora están copados por ingenieros, matemáticos, físicos… Y no hablo de intrusismo, sino que se supone que si esos alumnos han sido capaces de superar esas titulaciones, tienen capacidad de aprender. Si eres capaz de superar un obstáculo grande, el menor lo vas a superar.
¿La Universidad debe ser más exigente?
El alumno tiene que ser un buen alumno y el título debe ser muy exigente, no podemos dar títulos a cualquiera porque el futuro puede que condene a estos alumnos.
Hablamos de alumnos. ¿Y los profesores?
Evidentemente tienen que estar muy formados y comprometidos, pero es cierto que nos hacen falta profesores que nos cuenten qué ocurre en la calle. Muchos hemos terminado de estudiar y hemos empezado a dar clases directamente.
Ahora que tenemos un Ministerio de Universidades, ¿qué le pediría?
Una reforma de los planes de estudio. Es necesario revisar el mapa de titulaciones, los tiempos han cambiado, el mercado demanda perfiles diferentes y hay que atenderlo.
Nos cargamos las diplomaturas y fue error. Las diplomaturas formaban perfiles más técnicos que son muy necesarios, no todo el mundo tiene que tener un grado. Es importante prestigiar la FP y crear títulos intermedios en la Universidad.
Todos los años abandonan la Universidad cientos de alumnos, con el coste que eso supone. Aquí, cada año, terminan los estudios unos 500 alumnos, más todos los que terminan en el resto de España. Es inasumible. El mercado no puede asumir esta cantidad de graduados y los titulados se frustran porque acaban trabajando en algo para lo que no han estudiado, en un puesto que no está acorde con su formación. Debemos crear grados acordes con las necesidades del mercado porque estamos creando personas muy insatisfechas.
A estos problemas se suma la temida fuga de talentos.
A mí me parece una sangría. Los alumnos más brillantes encuentran su futuro fuera de Málaga y, en muchas ocasiones, fuera de España.
¿Qué estamos haciendo mal?
Todos los años celebramos un acto en el que presentamos a los diez mejores alumnos de cada grado al que asisten muchas empresas. En los años que llevo de Decano ninguna empresa me ha preguntado nunca cuáles son los mejores estudiantes. Si yo fuera empresario elegiría a los mejores. Así que al final los mejores se van, en una gran mayoría, a Madrid. Entre todos tenemos que intentar corregir estas situaciones.
¿Cómo se encuentra la Universidad de Málaga en el ranking de calidad?
Hay que tener cuidado con el ranking, porque en muchas ocasiones mide muchas cosas que no tienen nada que ver con la docencia. Hoy día importa más el número de publicaciones que otra cosa, no si esa publicación sirve o no para algo, sino el número en sí. Hay universidades que están por delante por las publicaciones que hacen, no porque tengan mejores alumnos o mejores profesores. No hay que olvidar que la Universidad es primero docencia, luego investigación.
Muchos de los alumnos de su Facultad pueden ser Gestores Administrativos si superan un examen del Ministerio o un máster específico. ¿Es aún una profesión desconocida entre los alumnos?
Sí, es necesario darla a conocer. Aún es un círculo muy cerrado y es preciso difundirla entre los jóvenes.